Los miembros de la Comisión Directiva de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (CIMCC) vemos necesario llamar la atención de las autoridades gubernamentales, a nivel nacional, ante la situación que nuestro sector industrial afronta tras las disposiciones adoptadas, desde comienzos del 2020, por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).Nos referimos puntualmente a las comunicaciones “A” 7030 y “A” 7106 tendientes a restringir severamente el acceso de las empresas al Mercado Libre y Único de Cambios (MULC), fundamental para el pago de importaciones y otros pagos al exterior que son operaciones vitales para el sano funcionamiento de nuestras industrias.
Esto va mucho más allá de los efectos sobre la economía causados por la pandemia. Somos absolutamente comprensivos respecto a las medidas y resguardos tomados hasta ahora por autoridades locales, regionales y nacionales para hacer frente al Covid 19. De hecho, venimos acompañando en diálogo permanente y con acciones concretas el resguardo del sector en materia sanitaria.
Con cuatro meses transcurridos desde la primera de las disposiciones que llevaron a la producción industrial metalúrgica a terapia intensiva, consideramos haber contribuido con paciencia y comprensión, sosteniendo nuestras actividades a fuerza de pérdidas y sacrificios personales, en pos de dar tiempo al gobierno para encausar la grave crisis económica y social en la que nuestro país está sumergido.
Hoy, la situación es terminal. A partir del 28 de mayo, cuando el BCRA emitió la comunicación “A” 7030, muchas de nuestras pequeñas, medianas y grandes empresas debieron enfrentarse, en primer lugar, a la pérdida absoluta de confianza de los proveedores internacionales que les habían brindado plazos largos para financiar capital de trabajo. Ahora, están imposibilitadas de hacer frente a deudas, sean comerciales o financieras, por las trabas ejercidas en el BCRA. Esta situación llegó para complicar aún más las dificultades que ya venían afrontando.
En segundo lugar, se enfrentan al inminente quiebre de la cadena de pagos con el inequívoco destino, si no hay un redireccionamiento del camino a seguir, del freno de la producción por cortes en los envíos desde el exterior, que llevan inevitablemente a la falta de insumos. Sin insumos, no hay producción. Sin producción en nuestro sector, desaparecen gran cantidad de puestos de trabajo genuinos y se desvanece la fuerza y empuje histórico de nuestra Provincia en la potente industria nacional, que profundo orgullo nos produjo durante tantas décadas.
Reiteramos, hoy no tenemos más margen. El industrial metalúrgico es por definición símbolo de esfuerzo y espíritu de trabajo en un país capaz de posicionarse y competir en el mundo. Pero medidas como las dispuestas recientemente por el organismo rector del sistema financiero argentino cierran las puertas del camino que pueda llevarnos a una pujante Argentina productiva.
Por su parte, la comunicación “A” 7106 emitida en septiembre, profundiza la crisis que enfrenta el sector. Obligando a reestructurar y refinanciar las deudas de privados con el exterior, pone al sector en un real default, reforzando la pérdida de confianza por parte de nuestros proveedores, alejando inversores, cortando la posibilidad de crédito comercial o financiero para lograr, finalmente, poner en jaque la supervivencia de las empresas.
Además, una característica propia de nuestras industrias que no ha sido contemplada por las entidades estatales hasta el momento, es la realidad de que herramentales, matrices, dispositivos o máquinas que muchas empresas importaron para poder producir en Argentina, se pagan por desarrollo. Esto significa que no se pagan contra el equipo sino en porcentajes, por ejemplo, por entrega, contra evolución y por saldo. No contemplar esa realidad produce falta de equipamiento y endeudamiento por parte de las industrias que quieren producir en el país.
Debe quedar claro que la demanda de divisas que hacen nuestras industrias es para importar insumos destinados a producir piezas y productos en el país; el nuestro, es un sector que trabaja con stocks ajustados; y los presupuestos que realiza este sector industrial se hacen a valor del dólar oficial y si el Estado no nos habilita la compra de divisas nos obliga a recurrir al contado con liqui (CCL), opción que sin lugar a dudas, en las circunstancias actuales, lleva a la quiebra a cualquier empresa.
En este contexto, desde la CIMCC reclamamos a las autoridades nacionales la revisión de las restricciones emitidas por el BCRA para evitar la muerte de nuestras empresas y con ello, la muerte de un sector que ha dinamizado históricamente el empleo y el consumo argentino.
La industria metalúrgica de Córdoba no sobrevivirá a la regulación actual del mercado de cambios. Sostenemos que es crucial y vital corregir estas disposiciones adoptadas por el BCRA que regulan el llamado cepo. Un concepto que incluso en su significado desde las acepciones descriptas en el diccionario de la Real Academia Española, remite a acciones poco felices para la producción tales como aprisionar, cazar, devanar, inmovilizar, amarrar o sujetar.